Hoy
me levanto y puedo respirar. Las cicatrices no duelen y parece que
pueden llegar a desaparecer. Las cadenas de las que me libré
quedaron oxidadas. Me han vuelto a crecer las plumas y de vez en
cuando puedo echar a volar.
Me
pregunté si algún día podría volver a ser feliz, si podría
volver a amar, a vivir... y la verdad es que no me va tan mal. Si
tenía niebla en los ojos que cegaba el poder ver un futuro en color,
ahora se ha desvanecido y lo gris se ha quedado en mi pasado. Sí,
hay secuelas. Y sí, hay brotes de tristeza involuntarios. Pero he
seguido adelante. He ganado los primeros asaltos de mi lucha hacia la
libertad. Para librarme de ti. Poco a poco...
He
dejado de torturar mi cuerpo para empezar a vivir de nuevo. Dicen que
un clavo saca a otro clavo. Yo tenía el tallo de una rosa bien
clavado y espero que ahora vengan los pétalos. Soy más fuerte, pero
no para aguantar otra vez lo mismo. Merezco algo más que esto. Ahora
puedo valorarme. Puedo decidir. Puedo soñar un más allá que el
muro en mis ventanas e irme a dormir sin humedecer mis pestañas.
He
descubierto un calendario que va más allá que los días a tu lado.
Lunes, martes, miércoles sin ti. Pensaba que te necesitaba a mi lado
cuando me di cuenta de que me cuido mejor yo sola. Y mucho más
importante es que sola no estuve nunca. Detrás de las piedras
siempre habrá alguien que pueda sacarme una sonrisa e invitarme a un
café, mostrándome que el cielo no está tan lejos de lo que espero
sino que con alzar la mano puedo tocarlo. Poco a poco...
Ha
pasado un año y todo lo que prometimos, todo lo que sentimos algún
día ya no está. Ni siquiera sé cuando dejé de echar de menos
quererte, cuando dejé de abrazarte en la nada, cuando estuve segura
de irme. Ahora nadie me roba el tiempo ni las fuerzas. No hay miedo
en mi rutina. No queda nada donde solíamos ilusionarnos con
mentiras.
A
veces miro las estrellas y veo lo fuerte que un día brillamos. Pero
en realidad hacía tiempo que había muerto todo. Siempre rodeados de
oscuridad. Un pequeño crimen para el cielo. Me alegro de ver las dos
caras de estar a tu lado y de poder susurrar cada vez más fuerte los
gritos de esperanza.
Sin
ti, sin ti, sin ti, pero siempre un poco contigo.