Casi por milagro conseguí lidiar con MI pasado. Un
pasado dentro del cual no puedo evitarte. Pude borrar las nubes que me nublaban
constantemente el corazón y acabar de coser unas cuantas cicatrices mal curadas.
Decidí que, para seguir adelante y dejar de sufrir ahora, tenía que borrar todo
lo que sufrí anteriormente. Y así lo hice. Vacié mi historial y me propuse
volver a empezar. Pero cometí un gran error. Quise quedarme un pedacito de ti,
del amor que sentí, por miedo a no poder volver a sentirlo nunca más por nadie.
Pensé que podría esconderlo en un rincón, tal y como había permanecido durante
años. Pero entonces llegaste tú, tan brillante y sonriente como siempre,
desprendiendo simpatía. Ahí vi que, sin querer, había vuelto a perder. Cada sonrisa
era como el abono más fértil del mundo y ese pedacito escondido empezaba a
sacar sus raíces, de cada caricia emanaban hojas y ese beso... ese beso, la
primera flor. Que tonta fui… Si hui de él por lo malo, ¿qué me iba a detener
ahora que ya no estaba? Solo había dos caminos, dejar que se instalara a su
aire o arrancarlo todo de cuajo.